En el monte
Miles de personas son aficionadas con las montañas. Muchos dedican buena parte de sus vidas a desarrollar y mantener una condición física que les permita realizar la hazaña de subirlos. Algunos viajan alrededor del mundo para subir montes de distintos niveles de dificultad.
Por si acaso, yo no soy una de esas personas. En mi caso, si
tengo que subir un monte por alguna razón, gracias a Dios por las carreteras y los vehículos de motor.
Pero hay algo que me llama la atención y es lo que mucho que son mencionados los montes en la Biblia. ¡Hay montes por todas partes! Según un artículo que leí, se menciona algún monte unas 500 veces. Por un lado, se debe a que las montañas son parte de la geografía donde se desarrolla la historia bíblica. Pero también hay una importante conexión entre Dios y los montes.
Puede venir a nuestra mente el monte Sinaí, lugar donde Dios da la ley a su pueblo mediante Moisés, el monte Carmelo, donde Elías se enfrenta a los profetas de Baal, y Sion, el monte sobre el cual sería construido el templo de Salomón.
En los Salmos, encontramos múltiples alusiones a los montes, pero en especial el monte de Dios. En el Salmo 3:4 “Clamé al Señor, y él me respondió desde su monte santo.” En el 43:3 “Envía tu luz y tu verdad, que ellas me guíen. Que me lleven a tu monte santo, al lugar donde vives.” Y en el 24:3 hace la pregunta “¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en su lugar santo?”
Podemos ver esta idea del monte como el lugar de la presencia de Dios, combinado con este anhelo de estar allí.
De momento pienso si habrá relación entre esa realidad y la afición de muchos por subir montes. ¿Estarán buscando estas personas algo más que subir una montaña? ¿Habrá alguna búsqueda espiritual detrás de esta afición? ¿Estarán (sépanlo o no) buscando a Dios?
En los evangelios, es también en un monte en que Jesús se sienta a enseñar el llamado “Sermón del Monte”, donde lanza una visión sobre la vida en el reino de los cielos, o como una autora le llama “la guía para principiantes acerca del reino de Dios”.
Fue en ese monte donde pronunció palabras como “bienaventurados los que lloran, porque serán consolados; los pacificadores, porque serán llamados hijos de Dios; los de limpio corazón porque verán a Dios”.
Allí también dijo que debíamos amar a nuestros enemigos, hacer tesoros en el cielo, y a confiar que, como un buen Padre, Dios conoce nuestras necesidades.
Y es más adelante en la historia que Jesús enfrenta el poder del mal en toda su fuerza: la injusta, violenta y humillante muerte en una cruz. En un monte. Con sus brazos abiertos, clavado a una cruz, pronunció su último suspiro.
Es fácil querer saltar rápido al próximo capítulo, y enfocarnos en la resurrección. Pero necesitamos primero encontrarnos con él en ese monte. Es allí donde podemos enfrentar la realidad de que no fue solo el imperio romano quien lo llevó allí. Su sacrificio tuvo que ver con la manera en la que la humanidad se había desviado del propósito original de Dios (o en lenguaje religioso: pecado), y cómo Jesús absorbe lo peor de las consecuencias de eso.
En ese momento, somos enfrentados con nuestra complicidad. Pero también con el extravagante amor de Dios que estuvo dispuesto a perdonar hasta el más terrible pecado.
Mi amigo Elías “Kimpy” Rodríguez (Old Songs for the New Year) acaba de publicar su nuevo álbum llamado To Live On The Mount. Su primer sencillo, llamado On The Mount habla sobre esto.
I want to live on the mount
I need to count
Your wounds
That were inflicted by me
And you did not flee
But stayed
I want to live on the mount
Drink from the fount
Of your grace
I need me not to forget
That you will not let
Me down*
Es en ese monte donde podemos conocer el amor de Dios. Gracia infinita que nos perdona, pero que también nos transforma. Descubrimos que lo que ocurrió en aquel monte no fue el final de la historia. Ni la cruz, ni la tumba pudieron detenerlo.
Al vencer el poder del pecado y la muerte, Jesús abre camino a una nueva realidad llena de posibilidades.
El monte del calvario se convierte en el monte de la victoria, de la vida.
Nos sigue invitando a su monte, a encontrarnos con él, a vivir allí. ¿Subimos?
*Puedes (debes) escuchar el disco en todas las plataformas digitales. También puedes visitar www.toliveonthemount.com y seguir Old Songs For The New Year en las redes sociales.
Comments
Post a Comment